El torneo se cerró con una apuesta “jugada” al decir del
comisario deportivo Nello Mazola, corriendo en el triángulo de Pergamino, allí
donde cinco años antes, el múltiple accidente originado por el despiste del
Ford de Eugenio Calí en el paso a nivel derivara en varios espectadores
muertos, y la suspensión de las carreras en ruta que derivara en una definición
con tres carreras en el Autódromo porteño.
Por tal motivo, se tomaron extremadas medidas de seguridad
para esta ocasión. Aunque algunas no aparecían como suficientes. El circuito
tenía unos 6 metros de ancho en sus mayor extensión y los 30 autos habilitados
a largar la final, lo harían de a dos, cada 10 segundos. Con vueltas de algo
más de 3 minutos, hablamos de que el puntero pasaría lanzado, 45 segundos
después de que largara el último auto…
Esta prueba debió llevarse a cabo en el semipermanente
lindero a Pehuajó, pero dicha compentencia se canceló y se decidió que la misma
se disputara en el triángulo chico de la ciudad de Pergamino, circuito de 9.332,50
metros, compuesto por dos largas rectas, dos horquillas, una curva de 120
grados y otra amplia en subida y con el paso a nivel por delante, organizada
por el Auto Moto Club de dicha ciudad.
La competencia fue denominada Gran Premio Cargil y se
disputaría a 9 vueltas, poco menos de 252 kilómetros de recorrido. Como la
carrera excede los 250 km, otorgará un puntaje extra, dando al ganador de la
prueba final 26 puntos.
Se esperaba que, en la lucha por el subcampeonato, Oscar
Aventín corriera de manera conservadora. Ayerza Garré necesitaba revertir la
mala racha para pelear el puesto y a Mouras no le quedaba otra alternativa que
ganar y esperar que no sumara el de Morón.
En la primera serie, los hermanos Aventín comenzaron a tener
diversos problemas que les impedían demostrar el total potencial de las
máquinas tricolores motorizadas por el “Fino” Adamoli. Allí volvería a
imponerse en un parcial el Dodge de Juan Antonio De Benedictis. Lo seguían Hermanos
Suárez, Occhionero, el campeón Tony Aventín, su hermano y Ríos, los seis que
sumaban puntos. Al llevarse los autos a boxes se descubría una rajadura en un
disco de frenos trasero del auto de O.Aventín, lo cual lo obligaría a afrontar
la carrera final extremando precauciones.
En la segunda, el campeón saliente, Espinosa, ponía al Ford
en lo más alto y fundaba así sus esperanzas para la final, en un circuito que
podía llegar a resultarle favorable a los autos del óvalo para así salir de
perdedores, pues a falta de una prueba, aún no habían ganado en todo el torneo.
Luego llegaron Ayerza Garré, Mouras, Satriano, Nani y el recuperado Salgado.
La competencia final que cerraría el calendario se largó
apenas pasado el mediodía, debido a su extensión. Mouras y Satriano desde el
inicio mismo, comenzaron a mandar en los relojes, con Espinosa entreverado,
aunque lo suyo duró poco. Por media carrera alternaron la punta uno y otro,
mientras en el tercer puesto se ubicaba De Benedictis.
Promediando la prueba, un insólito percance retrasó al
piloto del Chevrolet N° 95. Se le cortó la bocha de la palanca de cambios, que
quedó alojada debajo del pedal del acelerador. La media vuelta que les tomó a
él y su acompañante recuperarla bastó para que Mouras hiciera una ventaja
tranquilizadora de cara al final. Perdió también el tercer puesto con De
Benedictis, que tampoco las tuvo todas consigo. A una bujía empastada en el
comienzo que le impidió ir a fondo, sobre el final de la carrera le apareció
una falla en el motor, lo cual le permitió a Satriano, que seguía marchando a
fondo, recuperar el puesto de escolta. Al de Necochea le quedó el consuelo del
record de vuelta. Llegaron a 3 y 6 segundos de Mouras respectivamente.
Detrás del trío de punta, disputaban una ardua lucha por el
cuarto puesto Espinosa y Ayerza Garré, que finalizó a seis giros del final
cuando se produjo el vuelco del Chevrolet de Supertap, presumiblemente por un
reventón. En su lucha por el campeonato, el piloto de Chivilcoy sumó 7
abandonos consecutivos. Le alcanzó para ser cuarto, aunque seguramente el
resultado no fuera lo esperado por su equipo.
Mouras, en otra cosa, iba hacia su segundo triunfo en su era
Dodge y cuarto podio consecutivo. Este triunfo le permitía acceder,
insospechadamente al segundo lugar en el torneo mientras O.Aventín era noveno.
Pero en el último giro, Antonio Aventín, que por entonces era cuarto, aminoró
su marcha para esperar a su hermano y hacerlo ganar un puesto. Con esto,
Espinosa a casi dos minutos de Mouras llegó cuarto, superando por escasas
cuatro décimas de segundo al quinto Miguel Atauri de gran torneo, sexto llegó
Julio Salgado, séptimo Néstor Fernández, octavo quedó Oscar Aventín y noveno su
hermano Antonio, último arribado con el total de vueltas.
Con estos resultados, el segundo puesto quedó empatado entre
el piloto de Carlos Casares y el mayor de los hermanos de Morón, debiendo
apelarse tras largas deliberaciones a la cantidad de triunfos obtenidos por
cada uno, lo cual inclinó la balanza por Aventín que obtuvo 3, contra 2 de
Roberto Mouras.
Como bien decia Corsa por aquel entonces, Mouras ganó el último round, pero
perdió por puntos. Casi festeja dos veces. Pero desde que reingresó a la
categoría, en la quinta fecha, obtuvo 116, 50 puntos, contra 150 del campeón
Antonio Aventín que comenzó aquella carrera con 42. Es decir que mientras
estuvo en pista, fue el piloto que más puntos sumó. Algo que se repetirá en todos Dodge, con excepción de 1982.
Fuente: Historia de TC
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