domingo, 16 de agosto de 2015

Nerviosismo en el automovilismo

Sin palabras... da risa, No Coment..


Siempre Fangio - Gran Premio de Argentina 1957


Después del empuje inicial de las Lancia Ferrari, las Maserati de Fangio y Behra tomaron la punta del V Gran Premio de la Republica Argentina, venciendo el astro argentino a promedio record. Llegaron todas las Maserati, pero solamente dos Ferrari del equipo oficial.

Es curioso cómo de un año a otro pueden invertirse diametralmente las posiciones de dos equipos como Maserati y Ferrari.
Los aficionados han de recordar – en una nota aparte damos también cuenta de ello – que durante los entrenamientos el año pasado Maserati trataba de llegar al rendimiento de los Lancia con el empleo de una mezcla de carburante común con nitrometano, que tiene la característica de liberar en el momento de la combustión cantidades de oxigeno, las cuales producen el mismo efecto que si el motor succionara un volumen de aire mayor que el que podría absorber normalmente.



Dado el hecho que la potencia del motor depende de la cantidad del aire absorbido – de ahí los compresores, – el empleo de combustibles oxigeno-portantes como el nitrometano o nitrobenzeno resultan de un marcado incremento de rendimiento en relación a los carburantes que dependen exclusivamente del oxígeno ambiente. Sin embargo, debido al elevadísimo costo del nitrometano (250 pesos el litro) y el principio de que el uso de tales carburantes contradice el espíritu del motor aspirado, no han sido llevadas adelante las pruebas con los mismos.
Ello no obstante, Maserati - insistimos – ensayó el año pasado en los entrenamientos para el G. P. República Argentina una mezcla que contenía cierto porcentaje de nitrometano. El resultado de este intento fue que el día sábado de la clasificación tanto Moss como Menditeguy agujerearon pistones, siendo Jean Behra el único integrante del equipo Maserati que pudo asegurarse un puesto en la primera fila.
La situación parece haberse volcado en favor de Maserati, pues ahora fue Ferrari quien insistió con carburantes que contenían nitrometano, con el propósito de obtener un rendimiento satisfactorio en los motores. inexplicablemente los motores Lancia V8 no llegaban este año al rendimiento que arrojaron el año pasado. En ese entonces las Lancia llegaban al final de la recta principal a 8.400 r.p.m. en 5ta marcha, y ahora evidentemente no se pudieron superar las 8.100 revoluciones. Aunque la diferencia parezca ínfima, estas 300 r.p.m. se traducen en la práctica en casi 8 Km/ph. menos. De ahi que las Lancia - Ferrari no hayan podido llegar a los mismos tiempos que el año pasado.
A pesar de ello, era de suponer que Ferrari no utilizaría de ninguna manera durante la prueba en sí una mezcla con contenido de nitrometano, porque una cosa son algunas pocas vueltas de entrenamiento y otra es exigir de los motores resistir 3 horas en condiciones tan extremas
La situación, en resumen sufrió un cambio fundamental desde el año pasado a este: si en 1956 fueron 3 Lancia y una Maserati que se ubicaron en primera fila, esta vez fueron 3 Maserati y una Lancia que obtuvieron puestos en la hilera de vanguardia. Con su Maserati, Moss marcó el sábado l’42 "6 (l87,275 Km/ph.), quedando a sólo l/10 del tiempo establecido el año pasado por Fangio con Lancia. Es posible que también Carlos Menditeguy hubiese podido bajar su tiempo en 1 segundo para desalojar a Castellotti de la primera fila de no haber realizado sus vueltas de clasificación con tanque lleno.
No era de extrañar que Maserati se hallara completamente tranquilo ante esta evolución que tomaban las cosas. Maserati tenía, además, a su disposición un excelente equipo integrado por Fangio, Moss, Behra y Menditeguy. Nos atreveríamos a aseverar que pocas veces llegó a constituirse un team de valores tan sobresalientes como en el presente caso, aunque por otra parte debe destacarse como detalle curioso que ningún italiano integraba esta escuderia peninsular.

La desgracia de Ferrari

Ferrari no estaba tranquilo. Las maquinas no parecían rendir en la forma esperada. Además había 6 coches a disposición de 8 volantes, dos de los cuales tenían forzosamente que ser eliminados. Ello originó una pugna entre los pilotos que integraban la escudería Ferrari, puesto que cada uno trataba de marcar un tiempo que le permitiese tomar parte en la prueba. No existían dudas acerca de la participación de Castellotti, Collins. Musso y Hawthorn, que tuvieron durante la clasificación un desempeño muy parejo, pero en cambio no se sabia cuál de los 4 volantes restantes de Ferrari quedaría eliminado.
González, De Portago, Perdisa y von Trips habian marcado los tiempos subsiguientes con Ferrari y se suponía con buena razón que los dos últimos quedarían en los boxes para hacerse cargo de cualquier máquina del equipo si tal resultara necesario aunque en la práctica De Portago fue reemplazado por Perdisa.
Además de los teams oficiales de Ferrari y Maserati se contaba con la concurrencia de la Scudería Centro-Sud, integrada por Harry Schell, Giorgio Scarlatti, Joaquin Bonnier y Alejandro de Tomaso. A disposición de estos tres pilotos se hallaban dos Maserati modelo 1956 y una maquina Ferrari 2 litros, confiada a de Tomaso. Por fin teníamos a Luigi Piotti con una Maserati particular, relativamente nueva.
Habiendo visto correr a las Ferrari y las Maserati sobre pista seca tanto como bajo la lluvia nos había impresionado mejor esta última. Se tenía mejor, requería menos correcciones de volante y aceleraba más briosamente que aquéllas. Ferrari, además de tener dificultades con la carburación y el rendimiento motriz en general, tuvo otro problema: el de la suspensión delantera Un poco pesimista, nos confiaba Hawthorn el día antes de la carrera: – Ojalá llueva mañana. Aunque las Maserati se tienen muy bien en pista mojada tengo por lo menos la oportunidad de tirarme mantenerme detrás de aquéllas.

 Las primeras vueltas de la carrera, sin embargo, eran bastante halagadoras para el equipo Ferrari. Moss rompió en la mismísima primera vuelta el pedal del acelerador, teniendo que detenerse en el box, donde perdió 13 minutos y con ello toda la chance. Behra iba al frente, pero a poca distancia le seguía Castellotti, luego Fangio e inmediatamente otra Ferrari: la de Hawthorn, con Schell, Perdisa y Musso en los puestos subsiguientes. En la 3ra vuelta pasó al frente Castellotti para mantener esta posición hasta la 8va, siendo desalojado nuevamente por Behra, quien en la 13ra vuelta tuvo que ceder por su parte ante el empuje de Peter Collins.
La primera media hora de carrera se realizó a promedio elevadísimo. En la vigésima vuelta, y cuando Collins iba al frente, el promedio superaba los 130.300 Km/ph.
En la 25ta vuelta, no obstante, las ambiciones del británico se habían esfumado cuando tuvo que detenerse en el box por rotura del embrague.
Dificultades en la transmisión fueron el mal característico de la Ferrari en esta jornada, pues 5 circuitos más adelante se detuvo Musso por la misma razón. Nuevamente poco después se retiró Mike Hawthorn, evidentemente por fallas en la transmisión. En el transcurso de sólo 10 vueltas habían quedado fuera de carrera 3 Ferrari, y solamente Castellotti seguía acosando a Fangio y a Behra desde el 4to y luego desde el 3er. puesto.
Cesare Perdisa se había mantenido hasta ese momento en el 8vo lugar, a bastante distancia de los punteros. No era de sorprenderse que ante esta situación la dirección del equipo Ferrari indicara a Collins hacerse cargo de esta máquina, en la esperanza de que el inglés pudiera reconquistar algo del terreno perdido. Pero aun la habilidad de un Collins no bastó para dar alcance a las máquinas que le precedían, por el sencillo hecho de que las Ferrari caminaban notablemente menos que las Maserati. Tanto era así que Fangio le sacaba a Castellotti por vuelta entre 5 y 7/10 de segundo de ventaja, no obstante que el italiano era posiblemente el hombre más veloz y más regular de la Ferrari
Aun antes de promediar la prueba, José Froilán Gonzalez cedió su máquina a De Portago, quien 1a manejó muy bien hasta el final, ocupando con ella el 5to lugar.
A esta altura volvió a cobrar emoción la carrera, porque varios pilotos se detuvieron para cargar combustible. Tal el caso del sueco Bonnier, quien condujo su máquina en forma muy tranquila y bastante veloz. En la vuelta 57ma se detuvo también Carlos Menditeguy para cargar combustible, y lo mismo hizo Collins con la máquina número 18, originalmente de Perdisa. Aprovechando la circunstancia se hizo cargo de la misma el alemán von Trips, quien la llevó hasta el final. El promedio ascendía en la 50ma vuelta a 130,400 Km/h., que representa una marca bastante elevada considerando que Fangio y Behra se hallaban muy distanciados de sus mas inmediatos perseguidores. Veinte vueltas más adelante el promedio experimentó un nuevo incremento, siendo de 130,475 Km/h.
Gran Premio de Argentina 1957

Poco después de haberse detenido Behra hizo lo propio Fangio, sin perder por ello la punta. El incidente se produjo a poco del final para reabastecer la maquina "por las dudas"
En la vuelta 76 se produjo el muy afortunado accidente de Castellotti. El italiano, como ya queda expresado, venia persiguiendo a Behra y Fangio en forma tenaz, siendo el único competidor a parte de los dos citados que se hallaba aún en la misma vuelta, pues Menditeguy ya había perdido un circuito. En la curva de Ascari se le desprendió la rueda trasera izquierda a Castellotti, perdiendo éste el control sobre su maquina. La misma fue a parar sobre la franja de pasto, sin que el piloto sufriera daño alguno. Automáticamente Menditeguy avanzó al 3er puesto después de haber realizado una carrera inteligente, sin apremiar su máquina demasiado al principio. Digno de mención es también el desempeño de Harry Schell, quien en ningún momento mostró rasgos de cansancio sino, muy al contrario, fue siempre el activo y dinámico Harry Schell que conocemos desde hace años.
Este V Gran Premio de la República Argentina no merece, creemos, comentarios muy profundos para analizar lo sucedido. Fue en todo momento neta la superioridad y especialmente el aguante mecánico de las Maserati, tanto que todas las máquinas de esta marca que largaron llegaron al final, y solamente 2 de las 6 Lancia-Ferrari que iniciaron la prueba pudieron resistir las 3 horas. Este es un índice elocuente del rendimiento que alcanzaron en los últimos meses las Maserati. Fangio y Behra no se vieron en ningún apuro desde el momento en que se retiró Collins en la 25ta vuelta, aunque no deba quitarse méritos a la performance de Castellotti.
De los demás pilotos cabe destacar el excelente desempeño de De Portago, Collins, Von Trips, Perdisa -muy tranquilo - Bonnier -piloto regularísimo- y de Tomaso quien en su primer Grand Prix realizo una exhibición linda aunque dejándose llevar a veces por su ímpetu.
De todas maneras su desempeño con una Ferrari antigua, de solo 2 litros de cilindrada, fue digno de mención. Stirling Moss tuvo pésima suerte, quedándole como único consuelo el de haber conquistado el record de vuelta con l’44"7 a 134,532 Km/ph. en el 75to circuito. Es la vuelta más veloz alcanzada en carrera en el circuito número 2 del Autódromo a través de cinco disputas del Gran Premio República Argentina, realizado esta vez en un marco magnifico ante un público no muy numeroso, pero con una organización perfecta que nos pone en condiciones de expresar haber asistido a una carrera digna de su jerarquía.

Ni el desagradable incidente ocurrido en los boxes, cuando un mecánico de la Ferrari se vio en la necesidad de arrojarle la bandera colorada a Perdisa sobre el capot para instarlo a detenerse, suceso que habla de la falta de respeto reinante en este equipo para con las órdenes que se imparten desde el box; ni este incidente – insistimos – pudo empañar el brillo de la jornada. Para Fangio significa este triunfo su cuarta victoria en el Gran Premio de su país y a la vez el conseguido con mayor facilidad. No por ello deja de brillar la calidad del eximio volante balcarceño.


Por Federico Kirbus
Revista El Grafico Nro 1949. Enero de 1957

El automovilismo a cambiado y con ello los pilotos

Si nos ponemos a pensar en Olavarría y sus pilotos históricos, siempre estuvimos a la altura de la circunstancia a nivel nacional. Por historia desde el día que no corrieron más Dante y Torcuato Emiliozzi, siempre los pilotos locales trataron de seguir por el mismo camino como aciertos y fracasos. De nombrar a los que pasaron intentando repetir lo logrado estaríamos haciendo una lista larga, tan larga como las listas que se obteníamos en las viejas carreras de TC en la ruta. Pero el automovilismo cambio y con ello los pilotos.
En la actualidad el automovilismo Olavarriense se dirime entre los zonal y nacional. Arrancamos desde el Karting de la APPK con sus 7 divisionales, pasando por la Promocional 850, Monomarca 1100 y Turismo Sport del Sudeste, regenteado por la APPS para tener un punto de vista zonal. En cuanto a lo Nacional, lamentablemente no tenemos hoy un piloto de TC por cuestiones presupuestarias, en donde hasta el año pasado Nicolás Pezzucchi fue el referente de la máxima y con ello la historia se ponía en su lugar.
Hoy si nombramos a los pilotos que hacen el enorme esfuerzo de participar en categorías nacionales son varios y variados. Por citar nombres podemos mencionar el de Agustín Herrera en TN en la actualidad, Sergio Giacomasso en el Turismo Pista al igual que Emanuel Bibiloni, como así también a Josefina Vigo en el Top Race Series. En cuanto a la rama de la ACTC, Alejandro Weimann está desde ya algunas temporadas de lleno en el cuarto escalafón de la máxima como es el TC Pista Mouras, intentando progresar en una divisional en donde lograron salir campeones Herrera, Laborda y el mismísimo Pezzucchi.
 Desde aquí y viendo el reflejo de los enormes gringos, hoy se piensa en una utopía tratar de alcanzar lo logrado en otros tiempos. Ni hablar de ganar carreras en TC, y lamentablemente de tener un piloto dentro de las grillas de las distintas finales de la categoría mas añeja del mundo. La cuestión es que el automovilismo a cambiado y con ello los pilotos. Vaya a saber cuando y donde volveremos a disfrutar de esos logros deportivos, que tanto hicieron grande a Olavarría como a su gente y a medida que pasa el tiempo, lamentablemente uno ve ese sueño muy lejano.

domingo, 9 de agosto de 2015

EL SEÑOR DE LOS RALLIES

Jorge Raúl Recalde nació un 9 de agosto de 1951 en Mina Clavero, provincia de Córdoba. Mas alla de su gran trayectoria dentro del TC, es más decir que fue el mejor piloto de Rally de la Argentina por sus logros a nivel internacional.

Apodado “El Cóndor de Traslasierra”, “el Señor de los Rallies” y cariñosamente "Cabayo'e lona", fue el vecino más conocido de Mina Clavero. Fue un entusiasta promotor del automovilismo en la región e impulsor del Rally de Argentina, prueba en la que fue el primer y único argentino que se impuso en la clasificación general, en 1988.

Comenzó a correr en 1970 en la categoría Turismo Mejorado. Obtuvo su primera victoria en 1971 en el Gran Premio de la Montaña. A nivel nacional se impuso por primera vez en 1972 en el Desafío de los Valientes. En 1974 fue campeón de Turismo Nacional clase "C", alternando la conducción de un Fiat 125 y un Fiat Coupé.

También compitió en Turismo Carretera: Debutó ganando en 1974, con un Ford Falcon del equipo oficial, en donde continuó compitiendo en 1975. En 1976 cambió de marca, corriendo un Dodge Polara del equipo Isoldi. En 1977 volvió a Ford, integrando el equipo "Del Sur Motors", y en 1978 vuelve a cambiar de marca, corriendo para el equipo oficial General Motors, con un Chevy. En 1993 volvió por última vez al TC, tripulando un Ford Falcon del equipo de Wálter Hernández.


Debutó en el Campeonato Mundial de Rally en el Rally de Portugal de 1980. En 1983 clasifica 8.º en la general del 3.er Rally de Argentina a bordo de un Renault 18. En 1984 en el 4.º Rally de Argentina hace su primera incursión en un vehículo del Grupo B terminando 3.º en la general con un muleto Audi Quattro. En 1985 volvería al 5.º Rally de Argentina con Renault 18 pero un vuelco en las primeras etapas le impediría seguir con la carrera, en ese mismo año en el campeonato el Campeonato de Europa de Rally que se disputaba en el Rally de San Marino terminaría en 7.º lugar en la general a bordo de un Citroën Visa 1000 Pistes. Al año suiguiente en 1986, el Jefe de Departamento Deportivo de Lancia, Cesare Fiorio, le daría la posibilidad de navegar un Lancia Delta S4 del equipo oficial Martini Racing, acompañado por compañeros de equipo de renombre como el italiano Massimo Biasion y el finés Markku Alén para asombro de Firio, dejando a este segundo, 4.º en las primeras etapas. Al final de la carrera a pocos kilómetros de finalizar, una pinchadura lo dejaría en la cuarta plaza por 1 min. 33 seg. de Stig Blomqvist, éste resultado le abriría las puertas a futuro a formar parte del equipo oficial Lancia. Fue el único americano que venció en la clasificación general del Rally de Argentina en 1988,1 con un Lancia Delta Integrale, con el que se impuso a su compañero de equipo Miki Biasion. En 1989 en el Rally de Kenia lucharía por su segunda victoria en el mundial y su primera en el extranjero a dejando al actual campeón Miki Biasion en el segundo puesto por 15 min, todo iría a la perfección hasta que a 22 Km de finalizar la carrera chocaría con una oveja que destrozaría el radiador provocando sobrecalentamiento n el motor, hecho que provocó un helicóptero que sobrevolaba bajo las habría espantado. En 1990 Ove Andersson quien seguía como director técnico del equipo Toyota le ofrecería un vehículo para acompañar al español Carlos Sainz en el 10º Rally de Argentina ésta vez acompañado por Martín Christie en sustituto de su antiguo amigo y navegante Jorge Del Buono aunque no lograría finalizar la carrera. En Compitió en el mundial hasta el año 2000, con diferentes vehículos y copilotos. En 1990 y 2000 recibió el Premio Konex como uno de los 5 mejores automovilistas d ela década en la Argentina.


Placas homenaje a Jorge Recalde, frente a la que fue su casa, en Mina Clavero
Falleció mientras competía en la IX edición del Rally de Villa Dolores, pero no por un accidente, sino de causas naturales: sufrió un infarto cuando se había bajado de su vehículo y se aprestaba a empujarlo a un costado del camino.


Por ley nacional 26.030 sancionada por el Congreso Nacional Argentino el 4 de mayo de 2005, se declaró Capital Nacional del Rally a la ciudad de Mina Clavero, y se instituyó el 10 de marzo como Día Nacional del Rally Argentino, en conmemoración de la desaparición del corredor.2

MOURAS, SEGUNDO TRIUNFO CON DODGE 9/8/81

El torneo se cerró con una apuesta “jugada” al decir del comisario deportivo Nello Mazola, corriendo en el triángulo de Pergamino, allí donde cinco años antes, el múltiple accidente originado por el despiste del Ford de Eugenio Calí en el paso a nivel derivara en varios espectadores muertos, y la suspensión de las carreras en ruta que derivara en una definición con tres carreras en el Autódromo porteño.

Por tal motivo, se tomaron extremadas medidas de seguridad para esta ocasión. Aunque algunas no aparecían como suficientes. El circuito tenía unos 6 metros de ancho en sus mayor extensión y los 30 autos habilitados a largar la final, lo harían de a dos, cada 10 segundos. Con vueltas de algo más de 3 minutos, hablamos de que el puntero pasaría lanzado, 45 segundos después de que largara el último auto…

Esta prueba debió llevarse a cabo en el semipermanente lindero a Pehuajó, pero dicha compentencia se canceló y se decidió que la misma se disputara en el triángulo chico de la ciudad de Pergamino, circuito de 9.332,50 metros, compuesto por dos largas rectas, dos horquillas, una curva de 120 grados y otra amplia en subida y con el paso a nivel por delante, organizada por el Auto Moto Club de dicha ciudad.

La competencia fue denominada Gran Premio Cargil y se disputaría a 9 vueltas, poco menos de 252 kilómetros de recorrido. Como la carrera excede los 250 km, otorgará un puntaje extra, dando al ganador de la prueba final 26 puntos.

Se esperaba que, en la lucha por el subcampeonato, Oscar Aventín corriera de manera conservadora. Ayerza Garré necesitaba revertir la mala racha para pelear el puesto y a Mouras no le quedaba otra alternativa que ganar y esperar que no sumara el de Morón.

En la primera serie, los hermanos Aventín comenzaron a tener diversos problemas que les impedían demostrar el total potencial de las máquinas tricolores motorizadas por el “Fino” Adamoli. Allí volvería a imponerse en un parcial el Dodge de Juan Antonio De Benedictis. Lo seguían Hermanos Suárez, Occhionero, el campeón Tony Aventín, su hermano y Ríos, los seis que sumaban puntos. Al llevarse los autos a boxes se descubría una rajadura en un disco de frenos trasero del auto de O.Aventín, lo cual lo obligaría a afrontar la carrera final extremando precauciones.

En la segunda, el campeón saliente, Espinosa, ponía al Ford en lo más alto y fundaba así sus esperanzas para la final, en un circuito que podía llegar a resultarle favorable a los autos del óvalo para así salir de perdedores, pues a falta de una prueba, aún no habían ganado en todo el torneo. Luego llegaron Ayerza Garré, Mouras, Satriano, Nani y el recuperado Salgado.

La competencia final que cerraría el calendario se largó apenas pasado el mediodía, debido a su extensión. Mouras y Satriano desde el inicio mismo, comenzaron a mandar en los relojes, con Espinosa entreverado, aunque lo suyo duró poco. Por media carrera alternaron la punta uno y otro, mientras en el tercer puesto se ubicaba De Benedictis.

Promediando la prueba, un insólito percance retrasó al piloto del Chevrolet N° 95. Se le cortó la bocha de la palanca de cambios, que quedó alojada debajo del pedal del acelerador. La media vuelta que les tomó a él y su acompañante recuperarla bastó para que Mouras hiciera una ventaja tranquilizadora de cara al final. Perdió también el tercer puesto con De Benedictis, que tampoco las tuvo todas consigo. A una bujía empastada en el comienzo que le impidió ir a fondo, sobre el final de la carrera le apareció una falla en el motor, lo cual le permitió a Satriano, que seguía marchando a fondo, recuperar el puesto de escolta. Al de Necochea le quedó el consuelo del record de vuelta. Llegaron a 3 y 6 segundos de Mouras respectivamente.

Detrás del trío de punta, disputaban una ardua lucha por el cuarto puesto Espinosa y Ayerza Garré, que finalizó a seis giros del final cuando se produjo el vuelco del Chevrolet de Supertap, presumiblemente por un reventón. En su lucha por el campeonato, el piloto de Chivilcoy sumó 7 abandonos consecutivos. Le alcanzó para ser cuarto, aunque seguramente el resultado no fuera lo esperado por su equipo.


Mouras, en otra cosa, iba hacia su segundo triunfo en su era Dodge y cuarto podio consecutivo. Este triunfo le permitía acceder, insospechadamente al segundo lugar en el torneo mientras O.Aventín era noveno. Pero en el último giro, Antonio Aventín, que por entonces era cuarto, aminoró su marcha para esperar a su hermano y hacerlo ganar un puesto. Con esto, Espinosa a casi dos minutos de Mouras llegó cuarto, superando por escasas cuatro décimas de segundo al quinto Miguel Atauri de gran torneo, sexto llegó Julio Salgado, séptimo Néstor Fernández, octavo quedó Oscar Aventín y noveno su hermano Antonio, último arribado con el total de vueltas.

Con estos resultados, el segundo puesto quedó empatado entre el piloto de Carlos Casares y el mayor de los hermanos de Morón, debiendo apelarse tras largas deliberaciones a la cantidad de triunfos obtenidos por cada uno, lo cual inclinó la balanza por Aventín que obtuvo 3, contra 2 de Roberto Mouras.


Como bien decia Corsa por aquel entonces, Mouras ganó el último round, pero perdió por puntos. Casi festeja dos veces. Pero desde que reingresó a la categoría, en la quinta fecha, obtuvo 116, 50 puntos, contra 150 del campeón Antonio Aventín que comenzó aquella carrera con 42. Es decir que mientras estuvo en pista, fue el piloto que más puntos sumó. Algo que se repetirá en todos Dodge, con excepción de 1982.
Fuente: Historia de TC