El Alfa es el origen para los griegos y también para la
Fórmula 1. No en vano, Alfa Romeo ganó la primera carrera en la historia del
Gran Circo, el 13 de mayo de 1950 en Silverstone. Lo guiaba Giuseppe Nino
Farina. El italiano, además, fue el primer campeón. También ganaron al curso
siguiente en 1951 con Juan Manuel Fangio. De hecho, en esos años se impusieron
en 47 de los 54 grandes premios en los que participaron. Pero, para bien o para mal, la casa milanesa siempre estuvo muy
ligada a Ferrari. Enzo gestionó sus coches antes de la creación del campeonato
y cuando Il Cavallino comenzó a ganar en 1951 llegó el declive a Alfa, quien
por problemas económicos se retiró en 1952 y no volvió hasta 1979. Se mantuvieron hasta 1985 como equipo
propio y 1987 como motorizador, pero en 1986 Fiat, propietaria de Ferrari,
compró Alfa Romeo. Ahora, en 2018 estarán en la F1, pero, de momento, sólo como
patrocinador de Sauber, aunque con varios acuerdos con vistas al futuro.
Básicamente, Sergio Marchionne, el nuevo capo del grupo, desea potenciar la
marca en su gran mercado, Estados Unidos, lugar prioritario para Liberty, los
nuevos dueños del negocio -Chase Carey estuvo en el acto y dio un discurso-.
El
dirigente italiano confirmó que el motor que llevarán los monoplazas suizos se
seguirán llamando Ferrari. "Es que son Ferrari. No tenía sentido llamarlo
de otra forma", lanzó en referencia a los Tag-Heuer de Red Bull que
disfrazan el nombre de Renault.
Aunque lo
más jugoso es que el futuro Sauber portará la misma unidad de potencia que los
bólidos rojos. Nada de montar el del año anterior, como sucedía hasta ahora con
ellos o con Toro Rosso. Podrán competir en igualdad con Haas, quienes ya lo
tenían. Eso sí, las novedades irán a los Ferrari "porque podrían poner en
riesgo la fiabilidad del producto", indicó Marchionne. "Todo lo que
tenga Ferrari irá para Alfa Romeo, salvo que ponga en riesgo alguna de las
marcas", añadió. Pilotos promesas en el evento en el Museo de Alfa Romeo
en Milán todos querían evitar que se considere ahora a Sauber como el equipo B
de Ferrari, al estilo de Toro Rosso con Red Bull. Sin embargo, habrá ciertas
similitudes. Como que los de Maranello vayan a colocar allí ahora a sus
promesas. Es el caso de Charles Leclerc, de su Academia de Jóvenes pilotos. El
monegasco debutará en 2018 en la F1 tras ser campeón de la GP3 en 2016 y de F2,
en su debut, en 2017. Ferrari ha preferido que el del Principado ocupe un
asiento titular en detrimento del italiano Antonio Giovinazzi, quien ya fue
tercero piloto de Sauber la pasada campaña y que seguirá así en 2018. El
transalpino también lo será en Haas y en la propia escuadra roja. Ericsson, que
no puntuó en 2017, hará su cuarto año por los patrocinios que lleva.
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